La mayoría de las mujeres se cuidan durante el embarazo, sabiendo que de su bienestar depende la salud del bebé. Algunas, sin embargo, se sienten incapaces de vencer sus adicciones o, por desconocimiento, no dejan los malos hábitos.
Fumar durante el embarazo implica riesgos importantes, como señala el National Institute on Drug Abuse de Estados Unidos, donde se calcula que continúa fumando el 16% de las mujeres que esperan un bebé.
¿Qué riesgos conlleva fumar durante el embarazo?
Hay que partir de que las partículas nocivas contenidas en el tabaco, como el monóxido de carbono y la nicotina, pueden interferir de forma negativa en el suministro de oxígeno al feto. La nicotina también se concetra en la sangre, el líquido amniótico y la leche materna, por lo que aumentan las posibilidades de que estas sustancias lleguen al bebé.
El posible resultado es retraso en el crecimiento del feto y peso bajo al nacer. El neonato puede presentar también síntomas de estrés o de síndrome de abstinencia. Es más, los posteriores problemas en las fases de aprendizaje y en el comportamiento son un también una posibilidad, junto al hecho de que sean obesos de mayores.
En el peor de los casos, como señala el mencionado Instituto Nacional de Abuso de las Drogas, fumar puede estar detrás de abortos espontáneos y del síndrome de muerte súbita del lactante.
Dejar de fumar durante el embarazo
Leído lo anterior, se entiende que el riesgo de fumar durante el embarazo es demasiado grande, así que hay que hacer un esfuerzo por dejarlo. Ante la tentación, tener claros los riesgos actúa como método disuasorio.
La Asociación Española Contra el Cáncer pone a disposición de los usuarios una guía gratuita y muy completa para dejar de fumar, «Esfúmate del tabaco», que cuenta con una tasa de éxito del 60%.
Entre las claves está el apoyo del entorno, el mantener la determinación para dejarlo, buscar ocupaciones para no pensar o realizar ejercicio físico regularmente.